miércoles, 30 de enero de 2013

CUESTIÓN DE ESTADÍSTICA

Una vez di una clase de “sucesos aleatorios” pero en esta clase no te enseñan a apostar ni la mejor técnica para ganar nada al mus, así que lo que dicen es verdad, la educación no es coherente con la realidad laboral. En dicha clase me explicaron: “si tiras el dado una vez y sale un uno la segunda vez que lo tires no habrá ni más ni menos probabilidades de que vuelva a salir el uno. Sin embargo, cuantas más veces tires el dado más oportunidades habrá de que salga el uno.” Así que si echo a una oferta de empleo a la que no tengo posibilidades, por lógica no conseguiré que me llamen, mirará el C.V. quien lo tenga que mirar y si no pone lo que busca, lo desechará. Sin embargo, y todos los que hemos tenido la incuestionable suerte de trabajar alguna vez lo sabemos. En los trabajos existen momentos de pánico en los que ayer era tarde y necesitamos realizar más 10 entrevistas para mañana para poder por lo menos entregar los respectivos informes laborales. Aquí entra la técnica de la saturación, que consiste en echar a todas las ofertas en las que lejanamente puedas encajar – hacerlo dentro de un sentido, no apuntarse a una oferta en la que haya que saber noruego nativo si no se sabe – con la finalidad de que dé la casualidad tengan prisa y tu C.V. sea uno de los afortunados. Vamos, como tirar el dado una y otra vez, tarde o temprano sale el uno. Es una cuestión simple, si no da la casualidad, por lo menos te queda el consuelo que creas puestos de trabajo, pues como hay que realizar tanta criba en las empresas cada vez hay que contratar a más “lectores de C.V” aunque sean becarios.

domingo, 27 de enero de 2013

BUSCANDO SANTO

            Nunca he sido muy amiga de esas cosas, pero los meses pasan y yo sigo sin conseguir un buen trabajo. Así que la desesperación me llevó por un camino angosto y desagradable, la comparación con los demás.
            Fui mirando a las personas que conocía habían obtenido mejor empleo que yo, que si uno era licenciado en derecho, otro licenciado en derecho, otra licenciada en derecho… y yo pensé, pues menos mal que me dijo el orientador del colegio que era una carrera sin salidas, y es que está visto, mi vida es un continuo suceder de decisiones mal  tomadas. También me fijé que quedaba notablemente mal en mi C.V. mi alta inestabilidad laboral previa a la crisis, y es que a mí como a tantos el trabajo precario siempre me ha sacudido. Bueno, por lo menos yo no me tengo que acostumbrar.
            El caso es que me fijé en otro tipo de afortunado, los creyentes, parece como que aquellos que se encomiendan a los santos tienen más suerte. Así que como ya estoy cerca de calificar como milagro que yo encuentre trabajo decidí informarme sobre los santos y sus habilidades.
            Primero miré a ver si en alguna de las páginas que frecuento para buscar trabajo aparece alguna recomendación. Como no vi ninguna, aunque sí alguna empresa con nombre de santo que busca personal (me apunté, por si acaso), me aventuré a entrar en buscadores estándar a la búsqueda de mi divinidad.
            Encontré a San Pancracio, es un hombre que yo por lo menos recuerdo de mi infancia, le veía por todas partes (mi infancia transcurrió en los 80´). Bien, pues nada, fui a informarme como va esto de solicitar milagros, si le tengo que mandar alguna carta al Vaticano o si en la iglesia de mi barrio tienen algún formulario estándar, de estos que da la administración y que me lo dieran, por su puesto, con sello de entrada, no sea que San Pancracio vaya como el INEM por lista de espera y cuanta más antigüedad mejor.
            En estos casos siempre tener un recibí por si hay que reclamar, impugnar o interponer algún recurso.
            Antes de aventurarme a ir a mi Iglesia (a la de mi barrio, pues eso va como las Juntas Municipales o los ayuntamientos ¿no? Te toca una según tu código postal). Hablé con una familiar que tengo me consta va a misa pues conoce a la hermana, que es prima y muy amiga de una vecina mía por eso, por ir a misa. Me explicó muy amablemente que no debía ir al cura de la parroquia a pedir ningún documento, pero resultó que no era un trámite gratuito, debía comprar un Santo físico, me indicó una tienda cerca de la Plaza Mayor, ponerle una vela (roja, un cirio, pero se puede comprar en las tiendas de todo a 100), y siempre tenerle con perejil fresco. Esto está bien, pues el perejil lo regalan, está bien que sea así, si estás parado no tienes precisamente para tirarlo.
            El caso es que  ¿el San Pancracio se puede comprar por Amazon? Bueno un día que vaya por el centro lo compraré no vaya  a ser que si lo adquiero en un sitio no autorizado y por no estar homologado, me echen la petición para atrás. Cuando haces una operación de este tipo si no te dan recibí con registro de entrada se debe tener mucho cuidado.
            Bueno, ya he puesto el santo y le he puesto el perejil para que se obre el milagro. La vela la he puesto con mucho cuidado y dentro de una ensaladera de cristal, no vaya a ser que por pedir trabajo me quede sin casa, que entonces si que el banco no me aceptaría la dación en pago.
            Pero todo esto me ha hecho pensar: ¿Para cuándo un Santo del dinero fácil? ¿Para cuándo uno de los hipotecados?

martes, 22 de enero de 2013

Con tanto parado como puede haber ofertas de empleo que se cuelgan una y otra vez

En ese momento fue cuando el seleccionador de personal me miró a los ojos atentamente y me dijo:
- Es que señora, no cumple usted el requisito de la experiencia. – Yo ya le había dado mi argumento de mi excelente capacidad de adaptación y mi rapidez de aprendizaje, así que decidí que ya que el puesto estaba perdido iba a sacar artillería pesada.
- Verá, - le contesté de forma paciente – yo entro todos los días en Internet a buscar empleo desde hace 2 años.
- Sí, y admiro su perseverancia.
- Así que no tendré experiencia en lo que ustedes piden pero buscando empleo tengo mucha. Lo normal es que cuando sale una oferta de empleo se apunten 3000 personas, y luego desaparezca.
- Um, um, - dijo él demostrando que sabía fingir la escucha activa.
- La suya apareció, se apuntaron 3000 personas,  volvió a aparecer otra vez, se volvieron a apuntar 3000 personas. Lleva usted más de 3 meses buscando un empleado en un país con mucho, mucho paro.
- Um, um – noté en su expresión no verbal que ahora no tenía la mente en blanco.
- Así que me permito creer que su jefe o cliente estará ya harto de que esta espera dure tanto – En ese momento hizo un gesto de tal calibre que creí llamaría a seguridad.
- Por lo tanto por su puesto de trabajo y el mío. Le recomiendo encarecidamente haga un informe laboral sobre mí en el que ponga que aunque no tenga experiencia usted valora soy una candidata excelente y cree que podré hacer el trabajo mejor que otros que sí cumplan el perfil.
            Naturalmente no funcionó.
            Hoy he vuelto a ver la oferta de empleo, me he vuelto a apuntar a ver si se lo ha pensado mejor. Así que desde aquí le deseo suerte y que encuentre a alguien que cumpla el perfil.

domingo, 20 de enero de 2013

La calidad de mi carne (un poco de humor negro)

            Me apunté para hacer el curso de “manipulador de alimentos” (que no tiene nada que ver con lo que he hecho hasta ahora), en realidad fue todo un error, yo leí mal el título del curso, yo lo que quería era hacer el curso: “manipulador de masas” que se conoce va muy bien para hacerse política luego.
            No estuvo mal, y fue gratis.
            Bueno, el caso es que el profesor o un compañero (no recuerdo bien) comentó algo muy interesante que me pareció tenía una gran razón. Nos comentó que los cerditos cuando son transportados con ese alto nivel de hacinamiento sufren mucho estrés y debido a éste empeora el sabor de su carne.
            Para quien ha viajado alguna vez en el metro a hora punta sabe mucho de hacinamiento y de estrés por ruidos. Aunque nunca me había planteado que mi carne supiera peor por este factor.
            Así que si como dijo Swift en los viajes de Gulliver finalmente se deciden a comernos (ya sé que no dice exactamente eso) los que nos movíamos en transporte público no vamos a poder ni recurrir a vendernos como carne, pues estaremos estresados y no estaremos buenos.
            No es mucho consuelo ese, pero bueno, si alguna noche oscura sin luna voy del autobús nocturno a mi casa e iluminada por la leve luz de una farola que aún funcione de noche (y no de día como tantas) encuentro de cara mi destino en forma de vampiro o de asesino caníbal le explicaré no seré carne de buen gusto,  no merezco la pena. Aunque claro si es un vampiro si empeora o no la calidad de la sangre no estoy tan segura.
            En cualquier caso esta contingencia siempre es algo que agradecer, espero que no se difunda esta protección extra que proporciona el transporte público y nos cobren un plus en el billete.
            Aunque dentro de poco el metro ya no irá congestionado (a menos en esta ciudad mía) pues primero cada vez trabajamos menos gente, y bajando, y segundo como no para de subir a la vez que nuestros salarios bajan acabará siendo un medio de transporte muy cómodo, pues irá vacío.

jueves, 17 de enero de 2013

Estudiar inglés para buscar empleo

Como siempre se dice que en España abre muchas puertas saber inglés, pues yo, rauda y veloz, pues lo estudio.
Cuando me preguntan en las cuestiones de criba:
- ¿Qué nivel de inglés tiene usted?- pongo que medio – alto. Esto es muy importante, con el inglés se da un efecto provocado por los C.V. de los demás, de todos es sabido la gente miente en su currículo, y sobretodo yo he ido comprobando en los idiomas se miente más, así que si sabes que la mayoría de la gente que sabe decir en inglés : “Yo saber donde calle está, dos derecha, tres izquierda, recto” pone que tiene nivel medio si tú sabes decir: “Tire recto y ya ahí pregunta” tienes que poner más, y así sucesivamente hasta que la gente que de verdad sabe y ha vivido en Inglaterra  o en algún sitio que se hable inglés (esto no es una obviedad; yo estuve en Inglaterra y hablé en castellano hasta con la taquillera del metro) tendrá que poner: Académico de la Lengua Inglesa.
            Entonces valiente y arriesgada por la vida pongo en mi C.V. nivel medio alto, pues es el nivel que he sacado en un test de Internet gratuito.
            Así que veo oferta con inglés alto, me apunto, paso a las preguntas de criba y hay una que pone:
- ¿Podría usted pasar una prueba de inglés oral - y yo curtida en cientos de entrevistas, yo, implacable modificadora de C.V. yo, que sé el nivel de muchos profesores de inglés de este país, parada experta tengo ganas de contestar en el cuadro que viene: “eso dependerá del nivel de quien me haga la entrevista”.

domingo, 13 de enero de 2013

Sucesos paranormales

Mi imaginación lleva toda mi vida jugándome malas pasadas, por ejemplo, está tan exaltada que me llevó a creer que yo podría sacar una oposición y me arrastró a ocupar con ello 4 años (y si no se hubieran acabado seguiría).
            Igualmente a veces me da buenos ratos de felicidad con pensamientos propios de la ciencia ficción pero agradables, como pensar que llegaré a tener un futuro mejor.
            No es por alardear pero mi creatividad me lleva realmente lejos, incluso por los caminos de los fenómenos paranormales, los seres de la noche, las brujas…
            Últimamente sobretodo me preocupo por saber bajo que circunstancias se pueden dar estos hechos y como poder provocarlos por una razón.
            De gastar el tiempo en leer novelas de esta temática y sobretodo ver películas me he ido dando cuenta que en muchas hay un momento en que alguien más mayor que la media de los personajes dice: “todo esto ha pasado por este motivo” y eso es lo que yo quiero saber, como provocar un suceso paranormal, pero uno muy concreto: que yo consiga un trabajo.
            Si alguien ha dicho: “eso no sería un suceso paranormal, sería un milagro” que sepa habrá otra entrada sobre provocar milagros.

domingo, 6 de enero de 2013

BUSCAR TRA BAJO ES COMO SER UNA COMERCIAL:
-          TÚ ERES EL PRODUCTO
-          ERES UNA COMERCIAL DE TI MISMA
-          Y ESTÁS DE OFERTA.


Fui notando progresivamente que cada vez consumía menos, tenía menos ropa en buen estado, menos zapatos, iba  menos a restaurantes… pero una de las cosas más impresionante fue cuando llegado un noviembre no tenía decenas de calendarios del año siguiente en casa.
Claro como no consumo no les interesa la publicidad en mi casa y sólo tengo los típicos, los que te echan en el buzón pues en esos no pueden mirar a ver tu poder adquisitivo.
Junto con las renuncias materiales viene que si no tienes dinero no tienes derecho ni a propaganda ¿Para qué? Si no puedes gastar.


Respecto a la publicidad y el paro, como ya he comentado en otras entradas, yo era trabajadora social y ahora debo buscar mi sitio en otro yacimiento de empleo. Además debo hacerlo deprisa, pues puedes poner poco la calefacción, ducharte de prisa, comer a base de ofertas… en definitiva rebajar tu metabolismo de consumidor a lo más bajo, pero la hipoteca no va en función de esos parámetros, seguirá llegando y seguirá siendo más de lo que gano en tanto con consiga un buen curro.
            Así que aquí entra el factor prisa.
Debo “encontrar”, no “buscar” y ponto.
Así que entro en el sector de actividad que menos me gustaba (y ahora me parece estupendo, como el supermercado cutre de la esquina), el de COMERCIAL y entro con los dientes rechinando, pero algo hay que hacer. Esto no es aplicable a los comerciales (que no se me ofenda nadie) conozco a muchos comerciales encantados de su trabajo.
            El caso es que la semana pasada tuve una entrevista para un puesto de este tipo, una escusa como otra cualquiera para levantarme de delante del ordenador de echar C.V. quitarme el pijama y adentrarme en el mundo.
Durante la conversación con la empleada de  la ETT estuve brillante, lúcida, rápida… llevaba preparada de toda la mañana intentando vender mi experiencia como si tuviera algo que ver con el puesto.  Fue entonces cuando entró el problema, a pesar de mi intensa mirada y mi potente labia la chica se había dado cuenta le estaba contando una “mandanga”…
- ¿Pero experiencia como comercial tienes?
- No, pero…. – y antes que pudiera entrar a intentar convencerla de nada, se me ocurrió algo original y ocurrente que si obviamente no me va a valer para conseguir un puesto si me valió para contároslo aquí – verá, después de más de 2 años haciendo entrevistas, realizando C.V., buscando posibles fuentes de empleo, me he convertido en una excelente comercial de mí misma. Verá marketing telefónico al llamar para conseguir que prestaran un poco más de atención a mi C.V. búsqueda de clientes cuando buscaba empresas que les pudiera interesar, entrevistas… y además auto candidaturas, que eso es venta fría.
No me contrato, pero le hizo gracia, así que he decidido contároslo aquí.

jueves, 3 de enero de 2013

BUSCANDO VOCACIÓN

            Escribo en Word, esa estupenda herramienta que me ha llevado más de una vez a dudar de la ortografía de una palabra; escribirla en un folio y mirarla atentamente; sorprendida, pues no se subrayaba en rojo.
            El caso es que hoy querría hablar de la “bocación”, y me da directamente que no se escribe así, así que escribo: boca, y está bien, boca no es con “v”, por lo tanto ¿Por qué va a ser vocación con “V”? será por que no deriva de “llevarse algo a la boca”.

            Por lo menos nunca estuve confundida en este aspecto cuando buscaba mi vocación.

            Cuando tenía 15 años, más o menos, tenía que decidir si ciencias o letras, y me desesperaba esta decisión, no paraba de repetir que era muy joven para tomar esta decisión que determinaría toda mi vida. Por entonces no era consciente de lo rápido que pasa después el tiempo.
            Decidí no dedicarme a la ciencia, tuve clara la decisión. Por una serie de motivos.
            Tengo  un hermano más mayor, que ya intentaba el hombre hacía unos años ser científico, en concreto se dedicaba a ir a la facultad de Ciencias Químicas, a hacer qué, es lo que después de pasar yo por la universidad no tengo tan claro. El caso es que yo por entonces quería mucho a mi hermano, superada la fase de quitarnos los juguetes, todo se había suavizado mucho, pero además su conocimiento de nombres de bares, pubs, zonas para salir… me facilitaba un poco las relaciones sociales en el instituto (por entonces se podía beber legalmente a los 16).
            Bueno, el caso es que mi pobre hermano tiene una terrorífica (y no exagero) alergia a los gatos, esto es interesante saberlo para las personas que dan tanta importancia a que algo sea natural para que beneficie su salud. El susodicho puede pasar horas manipulando sustancias de esas cuyos nombres son difíciles de deletrear e imposibles de pronunciar,  lo que llamamos “químicos” pero si se le acerca un gato mucho rato (lo que llamamos “natural”), ni me atrevo a pensar que podría pasar.
            Así que el pobre hombre nunca pudo ver el dilema del gato, el veneno y la partícula (parece el libro ese…. ese que luego hicieron una película…) pues sólo de leer gato ya no podía seguir, y sin ninguna duda, ni saltándose todas las leyes de respeto a los animales, podría haber visto el experimento, por que el agente venenoso, en la ecuación: mi hermano, veneno, partícula atómica y gato. El que sale peor parado es el químico, pues su veneno es el propio gato. De esta manera tomé la decisión de no ser científica, me parecía una falta de respeto abusar de mi esquinazo genético a la alergia para superar a mi hermano.
            Así que hice lo que hacemos los que no viéndolo muy claro, todos los que han intentado explicarnos algo de ciencias si lo ven. Hice letras mixtas, para intentar no sumirme en el complejo mundo del latín.
            Por entonces, contándoselo a más o menos gente yo quería ser escritora. ¡Qué bonito! Efectivamente la palabra vocación, no viene de “llevarse algo a la boca”.
            Así que con 18 años, ya pasada la selectividad y un año que pasé por una carrera… empecé filosofía, que yo quería ser una buena escritora, no de esas que escriben un blog, je, je. Pero debí dejarlo, era total y absolutamente obligatorio que no siguiera en esa carrera, me faltaba algo fundamental para estar allí, no era capaz de decir: “no gracias, ya estuve de fiesta el lunes y el martes, teniendo en cuenta que es miércoles, me reservaré por lo menos hasta el viernes”.
            Debía retomar mi vida académica, y frente a la instancia de inscripción en la universidad decidí: “voy a apuntarme a algo que me pueda abrir más puertas profesionales que la literatura” y puse, y ahora es cuando el lector convendrá conmigo que no soy muy lista: Trabajo Social.
            No sé, yo de verdad es que a veces entiendo porque este país no va muy bien, porque realmente cuando me comparo con los demás tampoco soy tan tonta. ¿Cómo se me ocurre? La gente… como nadie me obligó a notar lo absurdo de la conclusión: “como la literatura es un mundo complicado en el que es difícil ganarse la vida me voy a hacer trabajadora social”. Es que la frase rechina, de hecho el Word la puso entera subrayada de rojo.
            Pero claro, es que dentro de mi cerebro viven mis pajaritos de historias revolucionarias, que en el inconsciente de algunos adolescentes sustituyen al llegar a cierta edad a los cuentos de hadas, y por la oreja tenía a mi padre diciéndome que debía buscar una profesión útil que no me dejara a merced de los cambios del mercado y que me garantizara tener siempre para comer. Claro, si seguía este consejo sólo podría acabar cultivando patatas y cuidando gallinas en la parcela del pueblo.
Siempre he intentado escribir, ser una de esas escritoras con buena prosa, de pluma impecable. Así que a cada desmán del destino lo recopilaba con sumo gusto y cariño, pensando: “esta faena que me acaban de hacer me sirve de inspiración, me acerca a las musas ¿o los musos?” pero, al mirar en el cajón de la memoria todas las cosas que me han pasado como buscadora de empleo, encuentro que ya, frente a esta cantidad de calamidades no es trágico, se ha vuelto increíble y ha llegado a tal nivel de esperpento que es gracioso.

           (Naturalmente muchas de las cosas que relato no han sucedido y otras están muy, muy exageradas, otras no las hago en función de experiencias reales si no de cosas que oígo por las noticias o veo en los periódicos)